Konnichiwa!

Continuamos con nuestra recomendación de películas de samuráis, porque con un solo artículo no nos daba. Ahora sí, prometemos cerrarlo aquí. Son éstas.

 

Rashomon (1950) – Akira Kurosawa

Un hombre es asesinado en el bosque, y varios de los testigos cuentan su versión de los hechos, versiones que son incompatibles entre ellas. Kurosawa nos hace reflexionar sobre lo que es verdad introduciendo narradores poco fiables, para hacernos ver que la historia que contamos está más cerca de lo que somos que de lo que realmente ha pasado. Cada uno de los personajes que cuenta la historia es parte en algún momento del asesinato o lo que le rodea, por lo que al contar su versión está haciendo a la vez un alegato en su defensa. Es una película de hace 70 años ambientada en el medievo japonés, pero se siente tremendamente fresca por la situación en la que vivimos, donde internet nos permite acceder a multitud de verdades, a veces complementarias, a veces excluyentes.

 

Zatoichi (2003) – Takeshi Kitano

Zatoichi es un personaje de la literatura japonesa, un samurái ciego que ejerce de masajista. En esta versión del personaje, dirigida y protagonizada por Takeshi Kitano, Zatoichi se cruzará con una pareja de hermanos que después de ver como su familia fue asesinada por una banda, les está dando caza para vengarse diez años después. El filme combina drama con escenas de acción con un uso de la sangre que recuerda a las viñetas de un manga. Pero a pesar de la tragedia de sus personajes y la violencia que muestra, la cinta cuenta con escenas humorísticas que nos demuestran la experiencia como cómico de su director, funcionando también como película de humor. Es una película de contrastes muy marcados y con un estilo muy personal, pero que funciona gracias a lo entretenida que es.

 

Trono de sangre (1957) – Akira Kurosawa

Ran no fue la única adaptación que Kurosawa hizo de Shakespeare, casi treinta años antes adaptó Macbeth. Al igual que Ran, se trata de una historia universal, que se adapta perfectamente al Japón feudal. Aquí asistimos a la creación de un tirano, que a partir de una profecía que le es dada por un espíritu del bosque, empieza a labrar su camino hacia el trono a base de paranoia, traiciones y sangre. Se va dejando llevar por sus ambiciones más oscuras, empujadas por su mujer, tan o más ambiciosa que él. Y si tu ascenso se basa en esto, cuando llegues a la cima estarás solo. Y tu final será inevitablemente trágico.

 

Harakiri (1962) – Masaki Kobayashi

Estamos en el año 1630, al inicio del shogunato Tokugawa, y la guerra había terminado. En consecuencia, muchos clanes están siendo disueltos y muchos samuráis se están quedando sin señor y sin modo de vida, quedando condenados a vivir en la pobreza más absoluta. Corre la historia de uno de estos samuráis se presentó ante uno de los clanes supervivientes pidiendo, ante el deshonor que conlleva no tener señor y vivir en unas condiciones miserables, hacerse el harakiri, el ritual de suicidio, para morir como un guerrero. Después de presenciar tal muestra de valor, el jefe del clan contrata a este samurái a su servicio. Muchos le seguirán, esperando recibir al menos una limosna, y nosotros presenciamos a uno de ellos. Mientras espera a un kaishaku, un asistente para su suicidio, decide contar la historia que le he llevado a cometer tal acto. Y ésta es una historia sobre la estrechez de miras de la sociedad feudal japonesa, escudándose en los valores del Bushido para cometer injusticias, y de cómo la decadencia de la moral samurái en tiempos de paz está pervirtiendo un sistema ya de por sí injusto.

 

La espada oculta (2004) – Yôji Yamada

Esta película se ambienta, igual que 13 asesinos, en ese periodo de cambio que fue el final del shogunato Tokugawa. Pero en esta película, a diferencia de la anterior, usa el contexto para contarnos una historia casi costumbrista. La película nos muestra a un samurái cuando los samuráis ya no importan. Un hombre que sigue los principios honorables de los samuráis cuando ya ni los samuráis los siguen. Un samurái que jamás ha desenfundado su katana en combate, pero que a su mediana edad se ve obligado a hacerlo por órdenes de su clan. Muchas veces se compara el cine de samuráis con el western, pues si seguimos esta comparación, este sería el equivalente samurái de un western crepuscular.

 

Kagemusha (1980) – Akira Kurosawa

Takeda Shingen, en su lucha para ser el gran unificador de Japón, es herido en batalla y parece que va a morir. Antes de morir, habla con sus generales de confianza y les explica sus últimas voluntades. Una de ellas es que no tomen Kioto, y la otra es que pongan a un doble que encontró su hermano para que sus enemigos, Oda Nobunaga y Tokugawa Ieyasu, no sepan que ha muerto. Este doble se trata de un vulgar ladrón que es idéntico a él y puede engañar incluso a las personas más cercanas al difunto. En esta película Kurosawa nos plantea una reflexión sobre el liderazgo, lo que inspira a los aliados y a los enemigos. Qué es lo que hace que una persona sea tan determinante en el devenir de un país, y si puede ser sustituida por otra sin que los demás noten la diferencia.

 

Samurai Assassin (1965) – Kihachi Okamoto

Basada en la novela de Jiromasa Gunji, inspirada en hechos reales, aquí nuestro protagonista es un ronin que, a finales del shogunato Tokugawa, participa en un plan apara asesinar a la mano derecha del shogun. Este plan está ideado por un grupo de samuráis que quiere modernizar el país, y para hacerlo intentarán matar a uno de los hombres de influencia del shogun, que quiere mantener el status quo. Pero a nuestro protagonista no le interesa la política, hijo de una concubina que no conoce a su padre, solo quiere ser recordado como uno de los grandes samuráis. Esto es algo paradójico, pues este asesinato llevaría a los samuráis a desaparecer como institución en Japón.

 

Batman Ninja (2018) – Junpei Mizusaki

En esta casa somos fans de Batman, lo reconocemos. Y en esta película, tanto héroes como villanos se ven transportados al Japón feudal, donde se enfrentarán para controlar el país unos, para volver a casa otros. La película es una delicia visual, con una animación excelente y unas peleas espectaculares, repletas de acción. Tiene un ritmo frenético, que no te dará ni un respiro durante la escasa hora y media que dura. Se nota y mucho la mano japonesa en esta producción del héroe de Gotham, tanto en la animación como en el argumento, llevándonos por los temas que más gustan en el Japón contemporáneo, e incluso peleas de robots gigantes como si de los Power Rangers se tratase. Una película que no pasará a la historia, pero que es entretenidísima y que gustará a los fans del murciélago.

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