Hoy hace diez años del fallecimiento de Satoshi Kon, mangaka y cineasta japonés. Se fue a la temprana edad de 46 años, pero será siempre recordado a través de su obra: sus cuatro largometrajes, el thriller psicológico Perfect Blue (1997), el drama Millennium Actress (2001), el cuento de navidad Tokyo Godfathers (2003) y la cinta de ciencia ficción surrealista Paprika (2006), además de la serie de animación Paranoia Agent (2004).
Imagen: Perfect Blue.
La obra de Kon pivota sobre temas recurrentes, sobre los que va dando diferentes enfoques y va explorando diferentes aspectos. La realidad, o la percepción de esta, es uno de los temas sobre los que a Kon le gusta reflexionar. Y para ello, acostumbra a hacer uso de un narrador poco fiable, es decir, un narrador con perspectiva propia que difiere del narrador omnisciente al que estamos acostumbrados. En Perfect Blue vemos la historia a través de los ojos de Mima, una idol japonesa que decide abandonar el mundo de la música para probar suerte en televisión. Es un personaje muy joven que durante la película sufre una crisis de identidad agravada por el acoso de un fan, por lo que su percepción de la realidad se va deteriorando a la par que su salud mental, y la película nos hace partícipes de ello. En Millenium Actress, una actriz de 70 años le explica su vida a un director de cine que quiere hacer un documental sobre ella, y los recuerdos de su vida personal y las películas que protagonizó se funden, la persona y los personajes que interpretó se entremezclan. En Paranoia Agent, un chico con un bate y unos patines se dedica a atacar a gente sin un motivo aparente. En varios capítulos vemos los puntos de vista de cada una de las víctimas, mientras unos policías intentan descubrir al culpable, y a medida que se van dando los ataques las historias de las víctimas tienen cada vez menos sentido. Y en Paprika se nos presenta una máquina que puede hacernos espectadores de los sueños de los demás, y que al ser robada es usada para sumir al mundo en un sueño permanente en el que todo es posible. El soñador no siempre sabe que está soñando, y nosotros, como espectadores, tampoco.
Imagen: Millennium Actress.
Esta superposición de realidades la consigue mediante el montaje de sus películas, uno tan dinámico que a mi parecer solo es posible en la animación. En Perfect Blue nos mezcla el pasado, presente y futuro, vida personal y vida profesional. En Millennium Actress son las escenas de las diferentes películas, las que, presentadas en el debido orden, nos cuentan la historia de Chiyoko. Y en Paprika, la sensación de estar en un sueño se consigue cambiando planos y escenarios alrededor del personaje.
Imagen: Tokyo Godfathers.
A la vez que nos plantea esta superposición de diferentes realidades, nos muestra como las personas tendemos a refugiarnos en la realidad en la que nos sentimos más cómodos, descuidando las otras, o como el intentar escapar de la realidad nos provoca sufrimiento a largo plazo. Las víctimas del chico del bate en Paranoia Agent y los mendigos de Tokyo Godfathers eligen escapar de sus vidas antes que hacerles frente, y los personajes de Paprika viven más preocupados del mundo de los sueños que del mundo real. Pero no nos dice que el escapismo sea malo, Mima en Perfect Blue deberá aprender a equilibrar su yo del mundo del espectáculo con su yo verdadero, los policías de Paranoia Agent deberán dejarse llevar por la histeria colectiva para poder resolver el caso, en Tokyo Godfathers los sin techo deberán confrontar los fantasmas de su pasado para poder seguir adelante, y en Paprika la experiencia de los personajes en el mundo de los sueños les ayudará a ser más conscientes de lo que les falta en el mundo real. Satoshi Kon nos dice que el equilibrio entre todas nuestras facetas es necesario para nuestra felicidad, algo muy en línea con el pensamiento japonés.
Imagen: Paranoia Agent.
Pese a tener una obra no muy extensa, sus películas tienen muchas lecturas. Eso es algo que Satoshi Kon buscaba proactivamente, son películas que cada vez que las ves puedes sacar algo nuevo que quizá se te había pasado por alto. Así que os animo a que las veáis y saquéis vuestras propias conclusiones, que pueden ser diferentes a las mías.
Por último, os dejamos con su último trabajo antes de fallecer, un cortometraje de un minuto llamado Ohayo, en el que vemos el proceso de despertarse de una chica.
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